enero 18, 2006

La mujer de mi hermano

Dirigida por Ricardo de Montreuil
Con: Bárbara Mori, Christian Meier, Manolo Cardona
Calificación: una estrellita


Como yo casi no veo televisión y hasta antes de este filme el nombre “Bárbara Mori” no me decía nada, hice una búsqueda en Google. De los diez primeros resultados, cinco anuncian fotografías de esta actriz desnuda. Engañosamente, debo decir. Pues bien, quienes quieran sacarse el clavo pueden ir a ver “La mujer de mi hermano” y eso es todo lo que yo debería escribir en esta columna acerca de la película: es que no se me ocurre ninguna otra razón para recomendarla. Lo siento.

Dado que esta reseña luciría bastante triste si culminara en el párrafo anterior —dado que hay cierta exigencia por un número mínimo de palabras— voy a intentar algunas cosas distintas aquí. Por ejemplo, contar un chiste. Ahí va. ¿Cómo dicen OK los peces? “Ya pez”.

Era bastante gracioso cuando me lo contaron. En fin. Como aún no se han ido podemos intentar otra cosa: recordar algunas de las secuencias más memorables de esta película, flamante éxito de taquilla en Latinoamérica toda.

Secuencia número uno (una bomba que desencadena secretos familiares)

—¿Quién te crees tú, pinche pintorcito de mierda, para decirle a mi esposa que soy un puto? ¿Acaso quieres destruir mi matrimonio?

Recuerdo que al escuchar este parlamento de Christian Meier me invadió una ternura como hace mucho no sentía. Nuestro actor de exportación está increpándole a su hermano, el bohemio, el indebido comportamiento que tiene para con su señora. La de Meier. Lo hace con expresión adusta, rígida. “Christian Meier ha hecho la que considero la mejor actuación de su carrera” declara Jaime Bayly en conferencia de prensa: fue él quien escribió el guion de la película, tomando como base su propia novela. Tal vez tenga razón.


Pero estábamos hablando de esta secuencia específica, y por qué me parece representativa de lo que el filme es: en primer lugar, por su carácter telenovelesco. Creo que “¿acaso quieres destruir mi matrimonio” ha sido ya dicho antes por Andrés García. ¿O fue Arnaldo André? En “La mujer de mi hermano” todos los actores —no solamente Meier, sino también Bárbara Mori, Manolo Cardona y desde luego Angélica Aragón— actúan no diciendo sus líneas sino enunciándolas, que es a mi modo de ver una de las características principales de la actuación televisiva, pero además los parlamentos parecen recortados de alguna novela de... uh... Jaime Bayly.

En segundo lugar, la puesta en escena es absolutamente seria, formal: resulta incapaz de establecer un guiño irónico con respecto a un guion que se ahoga en lugares comunes. Qué bien le hubiera caído a una discusión de tono homoerótico como la que entablan Meier y Cardona, por ejemplo, una sonora cachetada con su jalada de pelos más, al estilo Televisa. Algo desbordante, que introdujera una nota de humor y le diera un contexto distinto a lo que vemos. Algo como lo que hace Almodóvar. Pero no. Parece que Bayly y Ricardo de Montreuil creen que de verdad están haciendo cine.

Secuencia número dos (inicio del arriesgado juego de venganzas, secretos y pasiones)


Esta secuencia es anterior en el filme, pero es que me había olvidado de hacer la sinopsis. Christian Meier está casado con Bárbara Mori, ¿no? Y hay tensiones en su matrimonio. A ella le gusta usar vestidos llamativos cuando van a misa —oficiada por Beto Cuevas, del grupo La Ley: el único relax que se permite el filme con respecto a su propio Sentido de la Seriedad— y eso a Meier no le complace. Lo que le gusta es hablar con los insectos. Además, no puede tener hijos y solo hace el amor con su esposa los días sábado (...nuevamente, el folletín como modelo que Bayly adopta, no para reelaborarlo sino para instalarse cómodamente adentro). Meier está peleado desde hace años con su hermano pintor, quien como todos los pintores que conocemos usa barba y no cree en el matrimonio. Un día Bárbara Mori, absolutamente regia, visita el estudio del cuñado buscando un cuadro para decorar su casa. Comprará uno, para posterior disgusto de Christian Meier, quien dirá:

—Cabrón, ¿por qué tenía que meter aquí el maldito cuadro?
—No es para tanto Ignacio —responderá ella —. Solo fueron tres mil dólares.

La discusión derivará luego hacia el tema “¿por qué no adoptamos un hijo?” pero a mí lo que me fascinó fue aquello de: “solo fueron tres mil dólares”. Me parece que ejemplifica bien otra de las características de esta película: su increíble falta de humanidad. Resulta sumamente difícil lograr la empatía con alguno de estos personajes, y eso no tiene que ver con el hecho de que vivan todos ellos en un ambiente glacial, adinerado, sino con esa reticencia del guion a dejarlos salirse del cliché. Incluso cuando le convendría a la historia. De hecho, “La mujer de mi hermano” no es un filme aburrido porque se inscriba en la tradición del folletín —más precisamente, en la tradición de la telenovela latinoamericana— sino porque lo hace sin ninguna imaginación. Tras los primeros veinte minutos uno puede saber, perfectamente y sin necesidad de ser muy avispado, cómo van a desarrollarse las cosas. La atracción entre esta mujer y su cuñado, por ejemplo, aquello que es el centro del filme, no evoluciona nunca sino que es un elemento establecido desde que la película arranca. Él le toma fotos y ella lo mira, acariciándose la rodilla. A los diez minutos de empezado el filme.

Fin de esta historia apasionante, que subyuga de principio a fin


Afortunadamente, en vez de durar 300 capítulos “La mujer de mi hermano” resuelve todas sus anémicas líneas de intriga en menos de hora y media. Desafortunadamente, es más de lo mismo en la carrera de quien alguna vez fuera un periodista con talento, como Jaime Bayly. Yo no he leído su novela, pero este filme se inscribe perfectamente dentro de su universo: incluso hay menciones específicas al Opus Dei, y quizás una de las pocas cosas rescatables en esta historia suya sea el haberse negado a entregar un final feliz. No en un sentido convencional, al menos.

—¿Alguna vez... te has acostado con un hombre? —pregunta Bárbara Mori, trémula, luego de que Christian Meier se ha depilado la espalda. Y lo único que faltaba allí era un sonido de cuerdas encrispado, manteniéndose por un instante antes de dar paso a los comerciales de detergente.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

-Doctor, tengo un problema.
-¿Qué es?
-Que soy crítico de cine.
-¿Y?
-Y que me gustan las mismas películas que a todo el mundo.

ji ji un chistecito nomás

cesar dijo...

Está bueno el chiste, pero creo que el mío sobre los peces es imbatible, lo siento.

Hay un huevo de películas --más de lo que la gente cree, sospecho-- de esas que le gustan TAMBIÉN a los críticos. Yo ni siquiera me considero crítico pero igual quería dejar establecido aquí que "Dónde está el piloto" y "Dónde está el policía 2 1/2" son dos de mis filmes favoritos de todos los tiempos...

cesar dijo...

por cierto,
http://www.ymdb.com/cesarbe/l32212_ukuk.html

Anónimo dijo...

no hay peor cosa que criticar a un critico (soy la que te envió el chiste)
si te quieres reír te recomiendo la película uno ,dos tres ,(one two tree ) de bylly wilder deja chicas a "y donde esta el piloto /policía o lo que sea" .

cesar dijo...

hola, visitante femenina que me envió el chiste. estoy necesitando uno acerca de críticos literarios... by the way, la película esta de wilder, aunque recomendadísima, aún no he podido verla en ninguna parte. ni siquiera en polvos. no recuerdo, al menos. ¿sabes dónde podría conseguirla? en todo caso, a mí me gusta mucho "the apartment", aunque wilder no es de mis directores favoritos: "some like it hot", por ejemplo, ni siquiera me parece un filme chistoso.

Anónimo dijo...

mi hermano se compro hace poco una colección de 5 películas de wilder que incluyen one two tree irma la douce , kiss me stupid y some like it hot que yo ya había visto por el cable con el nombre de una eva y dos adanes!!!!!! ¿???? en esa película me gusto el guión y sobre todo que estaba hecha en blanco y negro además tiene sus momentos graciosos sobre todo el dialogo final, sí tu fueras mi amigo ....yo te las prestaría .....pero como no lo eres ...

cesar dijo...

la solución es bastante simple, como lo veo yo: sé mi amiga durante el tiempo que me toma copiar el dvd. luego te mando saludos por la radio, algo así...

Peter Gallego dijo...

Disculpa el cometario tan tardío pero es que leí el libro hace una semana y justo hace 10 minutos acab de ver la peli en DVD.

El libro no está mal, se desarrolla mucho mas, por supuesto, cada uno de los temores, traumas y demás de cada personaje.

La película en cambio... un desastre. Me estaba durmiendo y eso que no suelo hacerlo. Concuerdo en tu crítica.

Velvet.

Por supuesto no soy crítico de cine... ni de libros.