de James McTeigue
Con Hugo Weaving, Natalie Portman
Como suele suceder con las adaptaciones literarias —en este caso, la muy superior novela gráfica de Alan Moore— en su búsqueda por abarcarlo todo “V de Venganza” está siempre corriendo y al final no hay tiempo para involucrarse emocionalmente. Además, la edición se beneficiaría con una mayor austeridad de planos. La gracia está en los paralelos que se pueden establecer entre este gobierno de derecha que prohíbe el Corán, mata a los homosexuales y controla los medios de comunicación con el gobierno de Bush, a pesar de que el filme transcurra en la Inglaterra del futuro. Nuestro antihéroe no se saca nunca la máscara pero un buen trabajo de iluminación elude la inexpresividad (recordemos el problema que tuvo Willem Dafoe en el primer “Hombre araña”) y su propósito consiste básicamente en colocar bombas para destruir los símbolos del poder: los edificios públicos. Los paralelos siguen, como puede verse. El gran John Hurt, en un papel opuesto al Winston que interpretó en “1984” —inspiración obvia de la novela— es el canciller de pupilas dilatadas que grita sus órdenes por la telepantalla, y da la mejor actuación en este filme. Natalie Portman no llama la atención, lo cual probablemente sea responsabilidad de un director que no potencia el componente romántico, e inclusive erótico, del material. La película ha gustado mucho en Estados Unidos y uno no puede dejar de mirar con simpatía un filme donde la rebeldía consiste en escuchar a Ella Fitzgerald, pero la cinta se queda corta frente a sus pretensiones filosóficas. Las secuencias de acción, ahí nomás. Hubiera quedado mejor si la dirigían los Wachowski.
1 comentario:
A mi me gustó... me hizo sentir que veía el futuro de mi país con los fantasmas que rondan... me pregunto, ¿quien se pondra la mascara ahora?
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