febrero 03, 2006

El jardinero fiel

Dirigida por Fernando Meirelles
Con: Ralph Fiennes, Rachel Weisz, Danny Huston
Calificación: dos estrellitas y media

Encontrar una película que tenga algo que decir —que al menos sienta que tiene algo que decir... en este caso acerca del poder malévolo de las transnacionales farmacéuticas— es siempre un evento. Especialmente dentro de una cartelera pobre como la nuestra. “El jardinero fiel” pertenece a esa categoría de películas: aquellas que portan en lo alto un mensaje. Un filme con una posición política. César Hildebrandt, por ejemplo, la recomendó en su ahora desaparecido programa (sospecho que sin haberla visto) calificándola de “extraordinaria” antes de abordar una entrevista sobre los lobbies farmacéuticos en el mundo. Hubo una premiere en Lima con el patrocinio de Oxfam. La película tiene cuatro nominaciones al Oscar y el director es Fernando Meirelles, responsable de un filme sobrevalorado, pero también con mensaje, como “Ciudad de Dios”. Un filme situado en las fabelas brasileras. Este transcurre en las barriadas de Kenya.

“Para mensajes los carteros” decía Ribeyro. Aún así, yo no tengo nada en contra de los filmes que buscan dejar instalado un enunciado en los cerebros de los espectadores. De hecho, me gustaría encontrar un mayor número de obras comprometidas con algo más que su propia dramaturgia. Naturalmente podría argumentarse que en todas las películas cada encuadre y cada movimiento de cámara son en verdad decisiones morales, ancladas más de lo que sospechamos en la realidad o eso que a veces llamamos “realidad”. Pero creo que ustedes entienden a lo que me refiero.

Vaya, el párrafo anterior puede obviarse. Decía, entonces: Este transcurre en las barriadas de Kenya.

“El jardinero fiel”, película basada en la novela del inglés John le Carré, utiliza los mecanismos de la ficción para decir algo que tiene que ver directamente con la situación actual de la salud en el planeta: las compañías farmacéuticas usan a los países del tercer mundo como laboratorio de pruebas. Perú incluido, dicen algunos. Busca, por ejemplo, Surfaxin + Perú en Google.


Argumento de la película. Ralph Fiennes, diplomático inglés en África, empezará a adentrarse en la oscuridad de una de las industrias más poderosas del mundo, luego de la muerte de su esposa. Una transnacional farmacéutica está usando a las poblaciones pobres como conejillos de indias de una nueva droga contra la tuberculosis. Y al parecer Tessa (pues ese es el nombre de la esposa en cuestión, interpretada con naturalidad admirable por Rachel Weisz) se encontraba a punto de denunciarlo. Clandestinamente, para no perjudicar la carrera de su esposo.

Este es entonces un thriller. Se trata, sin embargo, de un thriller atípico, y he aquí lo que diferencia a esta película de un filme como “El informante” de Michael Mann: “El jardinero fiel” es la investigación simultánea de dos cosas. Primero, de aquello que aparece cada vez más nítidamente como un asesinato. Y segundo, es una investigación sobre aquella otra vida de la persona amada. La vida que nosotros desconocemos. De hecho, el filme empieza con el asesinato de Weisz, y a partir de allí se estructura en torno a flashbacks que a veces se repiten, adquiriendo nuevos significados conforme el protagonista recoge piezas de información. Quiero dejar en claro aquí que Rachel Weisz le aporta al filme una cualidad muy poco vista: dulzura y dignidad, al mismo tiempo. Su presencia, como mujer embarazada durante buena parte del metraje, es uno de los eventos de esta película.


La pregunta que parece repetirse a lo largo del filme es: ¿fui amado realmente? Tessa, la esposa de este jardinero fiel —el caracter reservado, tímido, inglés finalmente, de este diplomático trabajando en África está ilustrado por su afición a la jardinería— murió en un ‘accidente’ automovilístico, acompañada por un médico local. Se sospecha que eran amantes... De hecho, lo que mueve al protagonista hacia adelante en su investigación, más que un sentido de la responsabilidad social, es la curiosidad. Y hay aquí algo que me parece apreciable: la mujer amada aparece en el filme solo como recuerdo, y eso potencia el caracter abiertamente romántico del filme.

Una de las cosas que me gustaron de “El jardinero fiel” es, precisamente, el equilibrio que logra entre lo romántico y lo político, entre lo evocativo y lo paranoico.

Anotación: el estilo de Meirelles, director del filme, es aquí mucho menos recargado que en “Ciudad de Dios”. Aquella tendencia por el plano brevísimo y musicalizado, por la acumulación de tomas cosméticas —que bien podrían ilustrar un clip sobre Kenya propalado por la MTV— se reduce en este filme a algunas pocas secuencias. Estorba poco, en general: aquella “miseria de exportación” (que fue como un sector de la crítica llamó a su multipremiada “Ciudad de Dios”) tiene perfil bajo en esta película. Es verdad que existe una romantización de las barriadas africanas: el uso del color, por ejemplo. Su disfuerzo en la saturación de los rojos y los verdes... Llega a ser hasta intrusivo, pero no me importa mucho tratándose de una película que tiene en lo romántico a uno de sus ejes. Otra cosa: hay en opciones atrevidas como esta, casi siempre, un intento por lograr algo (que las imágenes dejen de ser imágenes, supongo) que es digno de respeto. Claro, decía Baudrillard que son precisamente esos intentos los que van conduciendo a la humanidad hacia la desaparición de todos sus referentes. Pero de eso trata el cine.


“El jardinero fiel” es, pues, una película sumamente interesante, y si no la recomiendo con entusiasmo mayor es por algunas costuras que el guion deja a la vista —como aquella conversación escuchada por Fiennes sobre “el matrimonio que da solo hijos muertos”— y por cierto resbalón dulzón hacia el final. Es cierto, además, que casi no se encuentra en el filme aquello que algunos llaman vuelo poético, lo que no es moco de pavo en un filme que parece estar buscando dicho vuelo todo el tiempo. Otra cosa. Hay quienes, como Rebecca Anderson en la revista de farmacología Molecular Interventions, han llamado la atención sobre lo poco plausible que sería, para una compañía farmacéutica, convertir una droga contra la tuberculosis en un éxito de ventas: el mercado no es tan grande, y una droga que acorte el tratamiento de cualquier enfermedad no será nunca popular para los ejecutivos de las transnacionales. Tal vez. Pero aún así.

Hace ya más de diez años que Quentin Tarantino, con “Pulp fiction”, introdujo para el gran público una virtud cinematográfica llamada cinismo. Es saludable de vez en cuando ver un filme que va en dirección opuesta.

p.d.: Algunos enlaces de interés.

http://www.oxfam.org/es/
http://pr.indymedia.org/news/2004/12/5870.php
http://www.quinnsrx.com/thewallstreetjournal4.html

6 comentarios:

GUILLE da MAUS dijo...

El problema con este tipo de películas es que se basan en un relato de ficcion que PUEDE SER que coincida con la realidad, pero la constatacion de eso está mayormente en casos rebuscados a los cuales se les sobredimensiona por los "precedentes históricos".

Las empresas farmaceuticas de ahora en absoluto puedne parecerse a las de ayer. No solo por la abismal diferencia tecnológica sino por las normas, protocolos, regulaciones y vigilancia a las que estan sometidas actualmente. Los famosos "lobbies" y grandes firmas de abogados a las que estan asociados no es pura mano negra, sino que responde a la necesidad cada vez mayor que tienen esas empresas de tener poder negociación ante eventuales intervenciones o demandas. La presion es tan fuerte que han llegado a retirarse lineas enteras de medicamento por un par de desafortunados casos. El caso que conozco personalmente en Peru es el retiro de los anelgésicos Rox - acox de amplia efectividad en el tratamiento de enfermedades degenerativas. La alternativa es otra linea que tiene procesos secundarios, claramente especificados en el prospecto.

Unknown dijo...

Somos una recién creada Asociación: Asociación Española de Afectados por Mercurio de Amalgamas Dentales y Otras Situaciones (MERCURIADOS).

Si echáis una ojeada a la web www.amalgamas.es, veréis que, lamentablemente, en pleno siglo XXI, sigue habiendo MUCHO oscurantismo respecto a temas de salud. Este oscurantismo u ocultación de información conduce a que los riesgos evitables pasen a ser inevitables. ¿Cuántas personas saben que el 50% del peso total de cada amalgama dental --eufemísticamente llamadas amalgamas o empastes de "plata" por su color plateado-parduzco-- es MERCURIO y que expertos de la OMS, como el Prof. Dr. Maths Berlin, advierten de este peligro para la salud ya desde 1991?

Saludos y SALUD!

Servando Pérez
(Presidente de MERCURIADOS)
[Prof. universitario y alumno de Medicina] www.amalgamas.es
heservan@gmail.com

Anónimo dijo...

Película que te hace estremecer tanto con su crudeza como la belleza de sus imagenes.

Anónimo dijo...

PRECIOSA PELÍCULA, De las mejorcitas que he visto. Muy dura, pero es la realidad, no el tema, pero si la vida en Africa. Tenemos suerte de haber nacido donde estamos.

Anónimo dijo...

este pelicula es un llamado a la vista superfiacial de las cosas que no permite ver una protesta contra el mal que apoyamos pensando en la buena caridad mas no en el negocio que el sufrimiento ajeno se volvio

katy dijo...

esta pelicula me parece mui interante... como pueden que las industrias farmaceuticas nos prueben en nosotros sus medicamentos..
somos seres humanos no somos animales par ke nos hagan experimentos en nosotros...
en especial en africa nosotros sasbemos que hay mueren personas..
pero no queremos ke mueran x este medicamento..

como me gusteria ayudarlos y convatir x estas industrias ke hacen sus examenes en las personas del 3 mundo..

esto es un llamado de atencion para todas esas empreses farmaceuticas que hacen esto...

piensenlo..